Los deberes de España. |
El maduro otoño ha hecho su entrada en la península, pero con discreción, sin hacerse notar demasiado. Mientras el perezoso y cansino verano se quita de en medio muy poco a poco. A principios de la semana pasada los profesores conseguían manifestarse. Porque claro: ¿Cómo van a trabajar una hora más los profesores madrileños equiparándose a los educadores andaluces? Eso era un sinsentido. Qué casualidad que, quedando dos meses para las elecciones comience a haber manifestaciones absurdas contra la derecha gobernante de la mayoría de comunidades autónomas. Y es que en eso seguimos sin cambiar. ¿Cuánto tiempo falta para que la educación española salga de las páginas de política nacional para saltar a las de sociedad? ¿Cuánto tiempo para tener un sistema docente decente del que no salgan becarios humanistas con faltas de ortografía o médicos que también sepan lo más básico en geografía? ¿Es mucho pedir que la juventud española deje de creer que la capital de Galicia es La Coruña o que sepan lo que ocurrió el 12 de Octubre de 1492? Porque les aseguro que no todo el mundo que lea esto lo sabe...
J. L. Rodríguez Zapatero. |
Además, esta semana, el que ha sido presidente del gobierno español durante ocho años, ocho largos años en los que sólo hemos ido a peor, pronunciaba sus últimas palabras en el cargo y se despedía de la Cámara de los Diputados. Y lo que ha dicho es que se sentía nostálgico. A mí ni me sorprende, ni me turba ya que no tengan sentido las cosas que haga o diga este señor. Creo que su labor para España la ha dejado anestesiada, ha hecho cayo, o si quieren, curada de espanto. Zapatero ha sido lo peor que le ha pasado a España en muchos años, y no lo digo yo, sino historiadores y expertos neutrales. Lo que abruma es… Con los años que le quedan a este país, aunque ya no lo reconozca ni la madre que lo parió… ¿Vendrá alguien peor? Que penoso y deprimente es, que cuando España más se ha hundido no ha sido por guerras, sino por sus dirigentes.