jueves, 23 de diciembre de 2010

El significado de la Navidad


Siluetas de edificios, bolas de Navidad, cuadrados blancos y palabras como paz, fraternidad y generosidad se han subido a las alturas de las calles más comerciales e importantes de Madrid. Los niños ya no saben a qué atenerse ¿Papá Noel o los Reyes Magos? El pistoletazo de salida a estas fiestas lo ha dado la emblemática lotería de Navidad, y van a cerrarse con la del Niño. Y mientras, los grandes almacenes haciendo su agosto.

Desde pequeño me han enseñado que en el día de Navidad se celebra el nacimiento de Jesucristo y que por eso ponemos un belén y cantamos villancicos. Nos hacemos regalos porque Él fue un regalo a la humanidad y por lo del oro, el incienso y la mirra, no sé si les sonará... El árbol de Navidad simboliza el del paraíso y su consecuente pecado original y nos recuerda que Jesucristo es el Mesías, y al ser de hoja perenne a la vida eterna. Las velas, las luces, el acebo, la flor de Pascua, el color rojo... Todo tiene su significado pero pregúntele a quien quiera si lo sabe, o si al menos, lo intuye. Y del Adviento ya ni hablemos (me lo está poniendo incluso en rojo el corrector). Creo que el sentido de la Navidad en la actualidad es el de reunir a la familia y cenar en Nochebuena todos juntos y, al día siguiente, volver a hacer lo mismo con un gran banquete, y si cae algún regalito como hemos visto hacer a los americanos pues mejor que mejor.

No tengo claro a quién se adora ahora en Navidad, si al Señor Jesucristo, o al poderoso caballero Don Dinero. Estoy a favor de que la gente se reúna entorno a la mesa y que utilice la Navidad como excusa, estoy a favor de que haya regalos en todos los hogares y de que se feliciten unos a otros estas fiestas. Pero no de que gente no creyente utilice símbolos religiosos como mero adorno. Porque hay gente para la que la Navidad no tiene sentido sin regalos, pero para mí no tiene sentido sin Dios.

¡FELIZ NAVIDAD!

lunes, 4 de octubre de 2010

Haití ha dejado de ser noticia.


Sólo se me ocurre un adjetivo para describir el mundo de la comunicación, en cuanto a las desgracias se refiere. Frío. Para bien o para mal creo que es así. Por favor, si alguien ha oído hablar sobre la desgracia de Haití últimamente que me lo haga saber, porque yo no. Si no fuera por la publicidad que otorgan los medios informativos a las desgracias, no se hubiera movilizado tanta gente cuando ocurrió el desastre natural. Pero no se crean que por no oír hablar de él, ha desaparecido. La pobreza, el hambre, las ruinas y la desnudez siguen patentes en el país. Lo triste y lo que vengo a decir con este artículo es que como ya no es noticia, ya no existe. Como ya no es nuevo, no hace falta informar a la gente de que la miseria y la suciedad siguen estancadas en un país que ya estaba mal antes de sufrir el terremoto.

Cuando haya pasado un año del desastre volveremos a recordar el suceso, pero es triste que sólo sea en los aniversarios cuando nos acordemos de las desgracias y los desgraciados, como el 11-S, el 11-M o, en este caso el "12-E". Como si sólo cuidásemos nuestro matrimonio en los aniversarios o sólo fuéramos simpáticos con los demás e hiciéramos el bien en Navidad. Sí que es cierto que con la vida que llevamos tan ajetreada en los países civilizados no tenemos tiempo para acordarnos de todos y cada uno de los desgraciados y las desgracias de este mundo. Pero no estaría de más que saliera en las noticias más frecuentemente un sondeo de cómo van las cosas en un país al que aún hay gente que tiene la vista puesta en él y que lo hace con compasión, por su pasado y por su presente, pero desgraciadamente también por su gris futuro.

lunes, 13 de septiembre de 2010

España vista desde fuera


Hace unos años, los franceses nos tiraban los camiones de fresas. Hace unos meses ha habido otra intentona del rey de Marruecos para burlarse de nosotros o provocarnos, no se sabe muy bien. Ya que hace bastante tiempo que hay mujeres custodiando la frontera de Melilla con Marruecos. Pero lo que simboliza la guinda del pastel de este verano en lo que respecta a la política exterior de nuestro país, es lo que ha pasado con Gibraltar. Ese peñasco que nos ha dado tantos quebraderos de cabeza a los españoles parece que aún no ha perdido la capacidad de sorprendernos. Y es que resulta que he visto por la televisión como unos camiones llevaban tierra al trocito británico de la península ibérica. ¿Es que no se pueden juntar cuatro gaditanos y volcar esos camiones? Yo no estoy de acuerdo con la violencia ni mucho menos, pero si los franceses pueden hacerlo, ¿Porqué nosotros no? Y ya que renegamos tanto de Marruecos podríamos aprender un poco de ellos y hacer nuestra marcha verde para apoderarnos definitivamente del pedrusco. Aunque sea medio Cádiz subido al peñón hondeando una bandera española.

Lo peor del asunto es que de hecho no estaríamos haciendo nada malo del todo, ya que el tratado por el que Gran Bretaña aún tiene Gibraltar no dice nada de las aguas de los alrededores del peñón. Esto significa que se está ampliando el terreno de un país extranjero en nuestras aguas y con nuestra tierra. No creo que se nos pueda tomar más el pelo. En mi opinión la política exterior de nuestro país es un circo que parece que el único objetivo que persigue es: "Tú pilla cacho, pero que no se note." Sinceramente, si yo fuera turista en tierra extranjera, la política de España me parecería absurda hasta decir basta, pero lo malo es que la culpa la tenemos nosotros por no hacer nada al respecto. Por que de hecho deberíamos ser nosotros los que saliéramos a la calle y marquemos nuestras fronteras. Con esto no quiero decir que tengamos que reunir a un puñado de catalanes y proclamar que Andorra es nuestra. (aunque los catalanes precisamente no estarían muy por la labor...) Pero sí saber cuándo unirnos y por una vez decir todos los españoles al unísono: ¡Hasta aquí hemos llegado!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿Arte o Masacre?


Pocas cosas hay tan típicas españolas como el famoso arte del toreo. Claro que cuando surgió de esta enorme piel de toro dicha tradición, no existían los derechos de los animales ni las ONG defensoras de los mismos. Tampoco se sabía lo que se sabe ahora sobre cómo vive el animal la tortuosa, macabra y sanguinaria batalla que se libra en las corridas. Desde hace unos meses hemos entrado en la segunda década del siglo XXI y lo que cabe preguntarse es: ¿Debemos seguir permitiendo que con los avances que tenemos para nuestra diversión y recreo haya que hacer sufrir a un animal para nuestro disfrute? ¿Cómo es que a la gente le gusta ver cómo se mancha un traje de luces de la sangre de un animal vacilado o "toreado" hasta la muerte? ¿El público de los toros no tiene compasión o es que es compasivo con todo lo demás excepto con lo que tenga que ver con los toros?

En algunos países nórdicos es costumbre que los jóvenes masacren a cetáceos una vez al año para demostrar su virilidad tiñendo el mar de sangre. En Canadá se sigue practicando la caza de crías de focas como deporte y aprovechando su suave piel para luego fabricar ropa de abrigo. Y en otros países de América se siguen practicando las peleas de gallos y de otros animales aunque estén prohibidas. Si no es eso cruel, lo nuestro tampoco ya que además es una tradición mucho más arraigada que todo lo citado anteriormente. Pero yo sí que lo considero cruel y a falta de ser hipócrita lo nuestro también.

En Cataluña ya se han prohibido y en Canarias hace años que también. ¿Porqué tenemos miedo a que se pierda esta tradición? Todos nos acordaremos de los toros cada vez que veamos por las carreteras un toro de Osborne, y a unos nos recordará la parte artística y otros la desagradable, pero al igual que muchas cosas, creo que esta es una tradición que ha de quedar para el recuerdo. Las mismas asociaciones de animales se encargarían de impedir que se extinga el toro bravo, y las plazas de toros pueden tener otras utilidades sin contar con la del recuerdo. Vivimos en una España moderna en la que a mi parecer no hace falta dañar a un animal o humillarle para divertirnos.

En cualquier caso confío firmemente en que las generaciones venideras no sean público de este brutal y feroz espectáculo y se sensibilicen con el trato a los animales. Puede que haya gente que piense que la naturaleza está para uso y disfrute del ser humano, yo estoy de acuerdo, pero como con todo, también hay que respetarla y saber hasta que punto podemos aprovecharnos de ella. Mis lectores saben que poseo un ferviente patriotismo, pero en cuanto a animales y a naturaleza se refiera, tengamos cuidado.

lunes, 26 de abril de 2010

¿Quién tiene la culpa de la crisis?


Crisis, crisis y más crisis, es lo único que se oye últimamente y desde hace demasiado tiempo. Algunos países han podido dejar de hablar de ella por su desaparición y recuperación económica, y se pueden permitir ayudar a otros, como es el caso de Francia y Alemania con Grecia. Pero España está atrapada por las garras de la economía y de la vivienda y no hay manera de salir de este punto. Aunque según algunos, no hay de qué preocuparse ya que nosotros también nos hemos ofrecido voluntariamente a ayudar a Grecia, y cada español hará religiosamente su aportación de 80€ para rescatar al país heleno. La pregunta que me viene ahora es: ¿A quién pretendemos engañar? Las encuestas hablan por nosotros, somos uno de los países que más deuda externa y crisis está teniendo junto con Grecia y Portugal; y aunque estemos ALGO mejor que ellos, no podemos permitirnos el lujo de ayudar a los demás. Y lo más triste de todo es que esto lo sabe Francia, Alemania, y el resto de la Unión Europea.

Pero busquemos culpables. Yo he visto con mis propios ojos que el gobierno actual retrasó varios meses la admisión pública de que estábamos en crisis. Gobierno cuyo cabecilla no sabía lo que costaba un café en la calle. Gobierno Socialista que en vez de ayudar al empresario para crear puestos de trabajo retrasa dos años la edad de jubilación y sube los impuestos.A los sindicatos tampoco se les puede culpar, ya que están demasiado ocupados manifestándose contra Garzón, mientras a familias enteras se les acaba el paro. Yo he oído que la culpa es de Rajoy, bueno, puede ser, pero que se exponga el porqué. Hay otra teoría sobre que la culpa la tiene EE.UU. por la guerra con los países árabes que nos está cerrando el grifo del petróleo. A lo mejor la culpa la tenemos los españoles que no gastamos lo suficiente, no crean que es un absurdo, esto se llegó a decir una vez.

En definitiva lo que cabe preguntarse es: ¿Cómo empezó todo esto? ¿Creían sinceramente los españoles, que votando al mismo gobierno con el que empezó, podríamos salir de la crisis? Y lo que es más importante: ¿Cómo, cuándo y cuánto nos va a costar salir de la famosa, célebre y maldita CRISIS?

jueves, 22 de abril de 2010

La crisis de los medios impresos


El periodismo en la actualidad está sufriendo varias crisis a la vez. Por un lado un fuerte, e incesante hasta la fecha, intrusismo laboral; que provoca que algunos personajes de la farándula se autodenominen periodistas. Lo que conlleva a su vez, que esta profesión se vea afectada por un público que a menudo menosprecia el mérito que tiene este sacrificado oficio. Por otra parte la crisis económica que paulatinamente va desapareciendo de la boca de muchos países, exceptuando el nuestro y pocos más, con los que parece que se está cebando. Y finalmente, pero no de menor gravedad, Internet.

Esta red global de ordenadores interconectados no sólo ha hecho que la SGAE pierda la cabeza por recuperar el dinero que se le escapa a espuertas por los portales de descarga de la red, si no que desde hace cierto tiempo está provocando el temor de la desaparición de la información en papel. Algunos opinan que realmente la información escrita desaparecerá, casi por completo, haciendo que el coste del periódico se dispare y se convierta en un bien que pocos se puedan permitir cada día, y en el que ya no aparecerá la actualidad, sino un análisis de la misma. Las publicaciones especializadas, por el contrario, tienen un colchón de información exclusiva que aparte de interesante es más difícil de encontrar en las páginas web.

Pero aún queda el gran descubrimiento de la forma en la que ambos medios de comunicación puedan complementarse. Aunque sea difícil en esta sociedad y suponga un esfuerzo para muchos, este gran descubrimiento reside en poner la atención, no tanto en sus diferencias, si no más en las similitudes entre la antigua y siempre actualizable prensa escrita, y la innovadora y moderna red de comunicación.


Dedicado a las personas que me han empujado a dar este pequeño e instructivo paso en mi camino hacia la comunicación audiovisual:
D. Javier Fariñas Martín y D. José Pardina.