Torre Bankia en Plaza Castilla |
Son palabras que podría decir Europa a Grecia por su situación de posible salida del euro y su inestabilidad política. Es una frase que podría decir Bankia a España por su mala situación económica y la inyección de dinero que acaba de recibir del Estado con la ceja enarcada de los españoles mientras contemplan la foto de la torre Kio izquierda en la prensa diaria. Y es que, cuando parecía que Europa ya nos ponía buena cara con el cambio de Gobierno y las nuevas reformas, uno de nuestros bancos más importantes parece hacer amago de derrumbe en la puerta de Europa. Y ante el ojo receloso de otros españoles que tienen sus ahorros en otros bancos, el banco se ve obligado a poner el culo en pompa, una vez más, y que mamá España le ponga la inyección que le haga revitalizarse y estar a la altura de sus hermanos mayores como BBVA y Santander, y no ponga en entre dicho la confianza de la Plaza Castilla sino que deje en buen lugar a Madrid ante los mercados. Vamos, una retahíla de metáforas que dan mucho juego debido a su localización... Pero no deja de ser preocupante que después del «mal Rato» de hace unas semanas, sigamos hablando de Bankia. Aunque para tema preocupante por su recurrencia es el de Gibraltar. Los ingleses siguen sin enterarse de que el peñón no tiene más aguas inglesas que las del puerto y siguen reclamando su milla y media hacia Algeciras y sus cinco en el resto de direcciones como si fueran cualquier costa. Y España sin hacer nada, ni una denuncia, ni una llamada de atención, ni un tanque...
Pastora Soler en Eurovisión |
Lo más gracioso es que Reino Unido nos concedió unos buenos puntos en el festival de la canción más internacional del mundo. Sí, hablo de Eurovisión, mal que les pese a los que crean que es una horterada o que es política ya que será porque hace años que no lo ven. La prueba está en que gana la canción que más ha gustado, y aunque a mí me ha gustado mucho la española, la victoriosa sueca también me parece de las mejores, y me pareció correcto que España le concediera los 12 puntos. Galardón siempre esperado de la hermana Portugal que cumplió lealmente, porque nos los merecíamos. Un nivel cada vez más alto de musicalidad con una puesta en escena de lo más espectacular con canciones como la irlandesa o la ucraniana; con vestidos como el cambiante de Azerbaiyán o el diseñado por Jean Paul Goultier de Francia; y por supuesto las grandes voces como la de Pastora Soler, o la de Serbia, medalla de bronce en esta edición de Bakú, la capital del país anfitrión, que bailó con la canción de las entrañables viejecitas rusas que quedaron en segundo puesto. Hubo a quien no les gustaron, pero con buen gusto, no está de más la teatralidad. Una edición en la que España llega al Top 10 y con gran protagonismo con el «buenas noches» del presentador azerí o la canción en español de Rumanía. Puesto al que no llegábamos desde 2004 y donde ya se han olvidado pasadas actuaciones ofensivas hacia aquellos países que tienen que pasar una semifinal. Y es que a un servidor le parece un placer presenciar esta competición cultural que hermana países a través de algo tan voluble y preciado como es la música, haciendo de este festival testigo empírico del lenguaje universal que es la canción.