lunes, 13 de septiembre de 2010

España vista desde fuera


Hace unos años, los franceses nos tiraban los camiones de fresas. Hace unos meses ha habido otra intentona del rey de Marruecos para burlarse de nosotros o provocarnos, no se sabe muy bien. Ya que hace bastante tiempo que hay mujeres custodiando la frontera de Melilla con Marruecos. Pero lo que simboliza la guinda del pastel de este verano en lo que respecta a la política exterior de nuestro país, es lo que ha pasado con Gibraltar. Ese peñasco que nos ha dado tantos quebraderos de cabeza a los españoles parece que aún no ha perdido la capacidad de sorprendernos. Y es que resulta que he visto por la televisión como unos camiones llevaban tierra al trocito británico de la península ibérica. ¿Es que no se pueden juntar cuatro gaditanos y volcar esos camiones? Yo no estoy de acuerdo con la violencia ni mucho menos, pero si los franceses pueden hacerlo, ¿Porqué nosotros no? Y ya que renegamos tanto de Marruecos podríamos aprender un poco de ellos y hacer nuestra marcha verde para apoderarnos definitivamente del pedrusco. Aunque sea medio Cádiz subido al peñón hondeando una bandera española.

Lo peor del asunto es que de hecho no estaríamos haciendo nada malo del todo, ya que el tratado por el que Gran Bretaña aún tiene Gibraltar no dice nada de las aguas de los alrededores del peñón. Esto significa que se está ampliando el terreno de un país extranjero en nuestras aguas y con nuestra tierra. No creo que se nos pueda tomar más el pelo. En mi opinión la política exterior de nuestro país es un circo que parece que el único objetivo que persigue es: "Tú pilla cacho, pero que no se note." Sinceramente, si yo fuera turista en tierra extranjera, la política de España me parecería absurda hasta decir basta, pero lo malo es que la culpa la tenemos nosotros por no hacer nada al respecto. Por que de hecho deberíamos ser nosotros los que saliéramos a la calle y marquemos nuestras fronteras. Con esto no quiero decir que tengamos que reunir a un puñado de catalanes y proclamar que Andorra es nuestra. (aunque los catalanes precisamente no estarían muy por la labor...) Pero sí saber cuándo unirnos y por una vez decir todos los españoles al unísono: ¡Hasta aquí hemos llegado!

miércoles, 8 de septiembre de 2010

¿Arte o Masacre?


Pocas cosas hay tan típicas españolas como el famoso arte del toreo. Claro que cuando surgió de esta enorme piel de toro dicha tradición, no existían los derechos de los animales ni las ONG defensoras de los mismos. Tampoco se sabía lo que se sabe ahora sobre cómo vive el animal la tortuosa, macabra y sanguinaria batalla que se libra en las corridas. Desde hace unos meses hemos entrado en la segunda década del siglo XXI y lo que cabe preguntarse es: ¿Debemos seguir permitiendo que con los avances que tenemos para nuestra diversión y recreo haya que hacer sufrir a un animal para nuestro disfrute? ¿Cómo es que a la gente le gusta ver cómo se mancha un traje de luces de la sangre de un animal vacilado o "toreado" hasta la muerte? ¿El público de los toros no tiene compasión o es que es compasivo con todo lo demás excepto con lo que tenga que ver con los toros?

En algunos países nórdicos es costumbre que los jóvenes masacren a cetáceos una vez al año para demostrar su virilidad tiñendo el mar de sangre. En Canadá se sigue practicando la caza de crías de focas como deporte y aprovechando su suave piel para luego fabricar ropa de abrigo. Y en otros países de América se siguen practicando las peleas de gallos y de otros animales aunque estén prohibidas. Si no es eso cruel, lo nuestro tampoco ya que además es una tradición mucho más arraigada que todo lo citado anteriormente. Pero yo sí que lo considero cruel y a falta de ser hipócrita lo nuestro también.

En Cataluña ya se han prohibido y en Canarias hace años que también. ¿Porqué tenemos miedo a que se pierda esta tradición? Todos nos acordaremos de los toros cada vez que veamos por las carreteras un toro de Osborne, y a unos nos recordará la parte artística y otros la desagradable, pero al igual que muchas cosas, creo que esta es una tradición que ha de quedar para el recuerdo. Las mismas asociaciones de animales se encargarían de impedir que se extinga el toro bravo, y las plazas de toros pueden tener otras utilidades sin contar con la del recuerdo. Vivimos en una España moderna en la que a mi parecer no hace falta dañar a un animal o humillarle para divertirnos.

En cualquier caso confío firmemente en que las generaciones venideras no sean público de este brutal y feroz espectáculo y se sensibilicen con el trato a los animales. Puede que haya gente que piense que la naturaleza está para uso y disfrute del ser humano, yo estoy de acuerdo, pero como con todo, también hay que respetarla y saber hasta que punto podemos aprovecharnos de ella. Mis lectores saben que poseo un ferviente patriotismo, pero en cuanto a animales y a naturaleza se refiera, tengamos cuidado.