lunes, 27 de junio de 2011

Consecuencias del verano


¿Prefiere tarrina?

Y la primera por supuesto es el calor. Las olas normalmente refrescan, pero si son de viento sahariano y pillan antes de julio, o sea, a todo el mundo en el trabajo, dan más calor aún. Y esto es lo que está padeciendo la península en los primeros días de la estación vacacional por excelencia. Claro que si nombramos las consecuencias del verano cronológicamente me veo obligado a contar con las quemaduras de las tradicionales hogueras de San Juan, que esta vez se llevaban la vida de un joven en Galicia. Donde por cierto, este fin de semana comenzaban los incendios, la inmensa mayoría provocados. Pero ¿qué diversión puede suponer cargarse la que una vez fue conocida como la Suiza española? Desde hace años los incendios forestales son el pan nuestro de cada verano y siguen sin agravarse las penas por quemar el poco verde que tiene este país, o concienciar más a la población. De todas formas ¿qué se puede esperar de un país que consiente que su más peligrosa banda terrorista gobierne en decenas de ayuntamientos?

Ola de calor.

Otra consecuencia de la estación estival son las quemaduras por el sol. En este sentido es de agradecer los reiterados consejos y recordatorios que dan los informativos, como: Aplicarse crema protectora, no hacer deporte en las horas de mayor calor (que hay algún obseso del deporte que corre por el anillo verde de Madrid a las doce del mediodía). Hay que saber que la piel nunca olvida y que la frase: Me voy a poner negra este verano ¿te vienes?, puede convertirse en: Voy a pillar un melanoma este año ¿te vienes? Y hago alusión a las mujeres que normalmente son a las que les gusta lucir moreno y se olvidan de los que nos gustan también decimonónicamente blanquitas. A veces puede convertirse en una consecuencia de las vacaciones olvidarnos de que este nuestro planeta sigue girando y nos sorprende que las valerosas personas que luchan por este país tan repudiado por algunos de sus propios habitantes den la vida por él, como ha pasado en Afganistán. Pero para mayor cuidado de mis lectores y prevenir el depresivo mes de septiembre, hágame caso: No se vaya de viaje si no puede pagarlo, cuidado con las tapas y esas cañas del chiringuito, no pierda de vista a sus hijos ni en el coche ni en la playa, Y recuerde que cuando vuelva, su puesto de trabajo le estará esperando, lo que a 5 millones de españoles ya les gustaría. Estoy seguro de que estos consejos le prevendrán de la depresión postvacacional,  le harán disfrutar aún más del momento y de su descanso. Y es que España le necesita así, descansado, para que cuando vuelva siga intentando levantarla. Feliz verano, y aténgase a las consecuencias.

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