miércoles, 17 de octubre de 2012

Chapapote

Voluntarios por la catástrofe del Prestige (Galicia-2002)
Tuvo una repercusión mediática como no había habido en años. Fue una catástrofe natural y económica. Y después de diez años toda España recuerda con bastante viveza aquellos días de la marea blanca formada por voluntarios llegados de todas partes del mundo para ayudar a Galicia a quitar con espátula el fuel incrustado en sus mejillones, pegado a sus gaviotas o manchando sus rocas, playas y acantilados cubriendo de un manto espeso y pegajoso uno de los parajes más hermosamente salvajes de España, Finisterre. El español se caracteriza porque muchas de sus palabras suenan parecido a la idea que quieren emular, como chapapote. Parece que casi lo palpamos cuando pronunciamos con gran gesticulación chapapote. Una sustancia pesada, negruzca, grasienta, aceitosa y sobre todo pegajosa. Pero es que hay temas sociales que son un auténtico chapapote. ¿Qué hacían diez años después los del Nunca Mais protestando frente al juzgado si aquellos culpaban antaño al gobierno de Aznar? Pues un chapapote de la historia de la democracia que no sale ni con aguarrás, casi casi, como los independentismos en Euscadi o en Cataluña, donde ahora dicen que van a internacionalizar el conflicto. Pues yo creo que no va a venir nadie a limpiarnos esta porquería de pensamiento reaccionario y rancio. Es que se ha convertido en un auténtico chapapote en nuestros periódicos e informativos, y algunos estamos tan hartos que vamos a salir a la calle a vociferar el Nunca mais también. Así que Rajoy, ponte guantes y mascarilla y a rascar, porque esto no sale ni con agua caliente. 

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