domingo, 17 de abril de 2011

Bendita Semana Santa


Procesión de la Virgen.

Después de haber tenido dos meses de rutinaria escasez de fiestas, llega, por fin, la semana de las procesiones, los dulces, y sobre todo, del descanso. No creamos que va ha ser diferente a otras en su mayor parte. Emitirán las mismas películas sobre la vida de Jesús en los mismos canales, veremos los mismos pasos, comeremos los mismos dulces, y reventaremos nuestra agenda de cosas que hacer en vacaciones y con suerte realizaremos dos, o quizá tres. Pero a pesar de la semejanza entre un año y otro de nuestra Semana Santa. Hemos sido nosotros los que hemos querido poner esa versión sobre la vida de Jesús otra vez. Y nos volveremos a empachar de las torrijas de nuestra abuela o madre por que están de muerte. Y para sorpresa de muchos habrá gente que llore aún con la procesión de nuestro barrio. Porque se quiera o no, es emocionante ver el rostro de esa Virgen lleno de lágrimas iluminado por cientos de velas y las luces de nuestra calle, o a ese Cristo vestido de morado llevando su cruz al atardecer, que parece mirarte cuando pasa, aunque tú te repites que es una estatua, pero le sigues mirando, y el corazón sigue involuntariamente el ritmo del tambor de esa orquesta municipal. Y es que no hace falta ser católico para apreciar una procesión, no hace falta ser creyente para emocionarte con el esfuerzo, valor, sacrificio y pasión que le pone España a su Semana Santa.

Cristo Nazareno.
Lo que hace falta es respeto por la ideología y religión de la gente que tiene unos determinados valores, y no ofender con burlas y satíricas manifestaciones humillantes para una tradición que, venga de donde venga, ha caracterizado a un país durante siglos. Lo diferente de esta Semana Santa es que a lo mejor se vacían las calles de mendigos, prostitutas y de más gente callejera, que no son ni mejores ni peores que los demás, pero hay chicas que se sienten incómodas si vuelven a su casa de noche y hay un hombre durmiendo en su portal, y padres que no les gusta que sus hijos presencien cómo hacen sus necesidades los sin-techo de su barrio. Aunque puede que ahora tengamos más vigilancia, como la de los comerciantes, que si no era suficiente con los nuevos despidos de BIMBO, éstos van a tener que trabajar más horas. En definitiva, disfrutemos lo que podamos de este pequeño respiro que, aunque no lo parezca, la Tierra sigue girando en vacaciones y después.


P.D.
Hago un llamamiento desde aquí a todo el que vaya a disfrutar la parte religiosa de la Semana Santa, que pida por las víctimas de Haití, Japón y Libia, y para que estos tres países y lo que en ellos acontece no caiga en el olvido como parece que está pasando.

2 comentarios:

la Dama de Shanghai dijo...

Se agradece un artículo que no ataque al catolicismo, me alegra saber que los no católicos también se emocionan con las procesiones, para los que creemos y vivimos la Semana Santa es una experiencia especial, en mi opinión más intensa que la Navidad. Siempre recordaré la tarde de Domingo de Ramos en la que mi hermano y yo decidimos ir a la procesión de "Los estudiantes", el Paso salía de la Basilica de San Miguel, llovía a mares y contando con mi hermano y conmigo no llegábamos a 10 personas, corrian los años 80 y en es época no se llevaba ser católico y mucho menos ir a las procesiones y si eras adolescente menos, pero allí estábamos mi hermano y yo aguantando el temporal, nunca mejor dicho, y aquella situación hacía que me sintiera más orgullosa de ser católica. Con el paso del tiempo España cambió y hasta hace poco tiempo era imposible ir a cualquier procesión en Madrid porque cuentan con muchos seguidores, en la actualidad los tiempos vuelven a cambiar...

Elenita dijo...

Semana Santa es para muchos sinónimo de fiesta, vacaciones,desmadre....Es triste, pero es la pura verdad. No paro de encontrar gente, que alardeando de su ateísmo, o incluso mostrándose totalmente opuesto a las ideas de la iglesia, disfrute de esa semana, que para ellos no va mas allá de las vacaciones. Por que, por culpa de este tipo de personas, la semana santa pierde su valor. Aunque también digo, que no hay que ser cristiano solo en semana santa, y hacer el "paripé" de llorar cuando no puede salir su virgen y el resto del año ni acordarse.
El tiempo de semana santa es un tiempo para recogerse uno mismo, vivir la fé cristiana, saber el sufrimiento que padeció Jesús y como dió la vida por nosotros. Intentemos que la gente, vea mas allá de las procesiones, los nazarenos, los costaleros y las torrijas.