lunes, 9 de abril de 2012

Empujón pascual

El Cristo consolador de Carl Bloch. 
Las ciudades españolas ya sueltan con cuenta gotas a los turistas, que se resisten a volver al hogar, para coger aire absorviendo como esponjas su respectiva población dependiendo de su capitalidad. Y mientras el buen tiempo asoma en el final de la Semana Santa para chinchar a los trabajadores, se celebra la pascua en España discretamente. Una pena que se haya visto empañada por las palabras a destiempo del obispo de Alcalá de Henares. Menos mal que el arzobispo de Barcelona ha defendido la postura de otra gran parte de la Iglesia. Y es que, como bien saben los comunicadores, hay formas y formas para decir las cosas. Ha habido luego gente que se ha ido a besar a las puertas de La Almudena. Un gesto de provocación para quien no entiende, o no le guste presenciarlo, yo no me opongo, pero destaca la mala intención.



Exprimiendo el jugo de nuestros montes. 
No parece que estos cincuenta días de pascua que nos esperan vayan a ser excesivamente festivos u ostentosos, pero eso no quita para que conservemos a la alegría y las fuerzas renovadas que nos ha concedido la Semana Santa. Y también hay buenas noticias, ya que España se consolida como primera marca de aceite de oliva exportador a China después de que se descubriera que algunas marcas italianas pasaban gato por liebre. ¿Nos sacará China de la crisis? a ver si nos sirve de algo ser ricos en oro líquido. Por otro lado ya asoma la cabeza la actualidad de los recortes con la sanidad debajo del brazo. Pero la pascua, la primavera y el buen tiempo nos animan a acudir al trabajo con ganas, alegría y desparpajo, que de eso nunca nos ha faltado a los españoles. Y aunque tengamos que ir tachando los días en el calendario hasta el puente de mayo cual recluso de calabozo, nos queda el consuelo de cumplir con nuestra obligación, que es lo que tenemos que hacer, y Santas Pascuas. 

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