jueves, 22 de marzo de 2012

Indulto

Ninot indultado de este año. 
Mariano Rajoy aprovecha los 200 años que cumple la Constitución de 1812 para divulgar su mensaje de «apostar por el cambio». No mezclemos la honra a aquellos que arriesgaron la vida por la liberación de España del yugo francés y absolutista con las elecciones andaluzas o asturianas. No por nada, sino porque sólo complica las cosas en el continuo debate generado en ambas regiones. Un debate que debería estar que arde, pero del que se oye lo justo y necesario, y un poco lo de siempre, claro que hace poco del 20 de Noviembre. Lo que sí que ha estado ardiendo han sido esas obras de arte efímeras, lo que forma parte de su belleza, como son las fallas valencianas. Y la vida es efímera también, pero no debería serlo en edad escolar. Los medios se estremecen convirtiendo a la ciudad francesa de Toulouse en el centro de la actualidad con el yihadista que asesinó a varios estudiantes y se ha antrincherado en su casa. Mientras, volviendo a nuestro país, la justicia condena al ex-presidente de las Islas Baleares por malversación, prevaricación y esas tantas otras palabrejas que resuenan ahora tanto por todas partes. En resumen, que va a tener que esperar el indulto sentado. Y es que el indulto siempre ha sido algo polémico. ¿Suprimimos la pena para quien ya ha sido condenado a ella? No es justo. 

Sin motivo ni razón. 
Un ejemplo es el invierno que hemos tenido este año. No pudo salvarnos de la ola de frío siberiana, ni de la que vino de Islandia. Pero ha sido despedirnos de él y nevar en Madrid por primera vez en todo el año, y en primavera. No ha habido ola de frío atlántica, mediterránea ni de ningún sitio y aun así el mal tiempo arrecia la península a finales de Marzo. Claro que tampoco estas precipitaciones perdonan o disculpan la carestía invernal de lluvias, ni las previsiones de una «pertinaz sequía» como ya se dijo en aquellos años de principios del siglo pasado. La naturaleza sí que no indulta a nada ni a nadie. Guinea ecuatorial encontró petróleo en cuanto dejó de ser española, y ahora hasta puede que Canarias también tenga. Pero no cantemos victoria, no seamos como los vascos que han dejado de protegerse con sus guardaespaldas. Sigamos ahorrando que sigue la crisis, seamos fieles al abrigo que primavera no significa manga corta, y disculpen a este pelmazo de escritor periodístico (porque escribo con cierta frecuencia) que no ceja en su empeño por intentar plasmar, con menor o mayor fortuna, la actualidad semanal. 

1 comentario:

la Dama de Shanghai dijo...

¡ojalá!tengamos petróleo y que los guardaespaldas cada vez sean menos necesarios y ¡ojalá! siga cayendo agua y nieve del cielo...