domingo, 25 de noviembre de 2012

La muerte del talento

Emilio Aragón
Últimamente, es comentado en varias conversaciones que escasea el talento. Y da igual la profesión o el campo artístico del que se esté hablando. Se dice que ya no hay de lo bueno, que todo tiempo pasado fue mejor. Y como optimista reconocido y convencido, me cuesta reconocer que es cierto. Ahora mismo es evidente, ya sea como profesional o como espectador, que prima (no de riesgo por una vez) la cantidad a la calidad. No se piden las cosas bien hechas, sino que cumplan con la norma y salgan lo antes posible. Y es triste que esté en la calle un periodista que escribe uno o dos reportajes como nadie, profundizando en la noticia, analizando las razones y metiendo el dedo hasta tocar hueso, y mientras tanto se quede contratado el que escribe cinco artículos decentes, que cumplen la norma y no se salen del libro de estilo de la redacción. 

Tony Leblanc
Lo mismo pasa con los artistas como son los locutores, los actores de doblaje, los actores y todo lo que tenga que ver con ofrecer un buen producto a un público. Hace ya mucho tiempo que se dijo que en España se está perdiendo el amor por el trabajo bien hecho. Lo que digo es que lo que ahora mismo se hace, comparado con lo que se llegó a lograr sólo en este país hace unos años, es basura. Y lo peor es que nos estamos acostumbrando a esa mierda nuestra de cada día que nos ofrecen en todos los medios de comunicación. Porque los titulares ahora son píos, el subtítulo es lo único que te ha dicho la radio y, si te interesa, sólo encontrarás escrita la explicación de la declaración. Mis veintidós años no me permiten ser más agorero que esto. Por eso he de añadir que tengo una firme fe en que, dentro de poco, los medios sólo podrán hacer dos cosas: O morir porque no les escucha nadie, o diferenciarse con talento nuevo, y sabiéndolo potenciar. Porque talento hay, lo que pasa es que está fuera de los estudios, platós y redacciones. España tuvo su edad de oro artística coincidiendo con la histórica, pero quizá eso es lo fácil; cuando está todo por inventar y hay posibilidades. Se dice que España también tuvo una edad de plata, pero fue con la crisis del 98 pasando a ser una potencia de segundo orden. Sólo eso ya nos produjo figuras como Unamuno, Bécquer, Larra, Sorolla u Ortega y Gasset, por mencionar sólo algunos. Y es que el talento nunca se acaba, lo que se extingue es su demanda. Porque la culpa de tragar porquería, no es del que la pone delante, sino del que se la come y pide más. Es un pequeño círculo vicioso del que esta semana se han apeado dos artistas. Veremos cuántos se suben en esta estación.

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