La nueva banca

Rodrigo Rato, ex-presidente de Bankia

Cuando nació Bankia, se promocionó presumiendo de ser la nueva banca, entre otras cosas porque fue  por aquel entonces cuando desaparecieron las cajas de ahorros. Claro que muchos pensamos que las cajas de ahorros desaparecieron mucho antes, ya que lo que consideramos caja de ahorros es el antiguo Monte de Piedad, y no una entidad que te cobra cada vez que pisas cerca de un cajero, eso sí, ajeno. En cualquier caso, la nueva banca ha fracasado. No sabemos si es por la prima de riesgo que se acaba de disparar otra vez, por la caída tan brutal que ha sufrido el IBEX35 que casi se rompe, por los activos tóxicos, los pasivos medicinales o el padre que los engendró. Lo que sí sabemos es que ahora es el Estado el encargado de pedirle a la entidad, con actitud reticente, que ponga el culete para inyectarle una buena cantidad de dinero procedente del apolillado bolsillo de todos los españoles, tengan su dinero en Bankia o no. Y es normal que esto genere un cabreo general. Es normal que perdamos la memoria y no nos acordemos de que Zapatero hizo lo mismo, aunque el ejemplo no ha de tomarse como modelo de buena conducta, todo sea dicho de paso... 

Arnaldo Otegi

Lo que hay que hacer es dejar hacer. Y si todos tenemos que poner un poco para salvar a unos muchos, se pone, porque para eso vivimos en una sociedad y no aislados del mundo. A esto, para quien no lo sepa, se le llama solidaridad, generosidad, altruismo, desprendimiento, magnanimidad, dadivosidad, en fin, tiene varios nombres, y sepan que la esplendidez está bien vista y no es ningún mal del que nadie se haya muerto. No hablo sólo de esto, hablo de la rabia que provoca en Cataluña que en Extremadura vayan a tener AVE, o en Aragón que Murcia tenga agua, en fin, rencillas inexplicables que no se conciben si aprendiésemos lo que es la prodigalidad. Concepto también aplicable a la nueva banca, por cierto. Y no se crean, tampoco hay que escatimar en las penas a los terroristas. Yo abogo por la generosidad en todos los aspectos, hay que salir de la crisis dando. Y a Otegi no hay que reducirle la pena dos años, sino estirársela lo máximo posible por mucho que sufra, y la pena también. Y es que, si no lo han aprendido con esta crisis ya se lo digo yo: Más vale que sobre que no que falte.