jueves, 11 de octubre de 2012

Cruz Roja

El Presidente del Congreso, la Reina y
la presidenta de Cruz Roja Española
A falta de día de la Bandera, tenemos el día de la banderita. Un espacio en los informativos de ayer que nos hacía sonreír. No sólo por "la cobra" que le hacía la princesa doña Leticia al príncipe cuando este hacía amago de besarla, sino porque, por primera vez, la organización destinará todos los fondos recaudados a la pobreza que se da en nuestro país. Y es que, Cruz Roja Española está más roja que nunca en España, algo que ya sabíamos. Pero al menos se ha visto gran afluencia por las mesas. Esperemos que las huchas pesen y que nos den un cálculo aproximado, en poco tiempo, de la solidaridad española con sus propios pobres. Claro que, servidor no quisiera que Cruz Roja eclipsase la otra cruz que, día tras día, alimenta a base de caridad a miles de personas que no tienen qué comer, qué ponerse, qué hacer. Estoy hablando de Cáritas Española. Estoy recordando la labor de la Iglesia, que entre sus monjas y sacerdotes tan mal afamados en estos truculentos tiempos para ella, debemos reconocerle la inmensa ayuda y labor social que hace sirviendo el pan generosamente al que no lo tiene. Es la institución que enseñó lo que es no tener asco de limpiar la baba, de coger la mano del enfermo con cariño, de limpiar la mierda de los más desfavorecidos. Porque la Iglesia no es la monja que "roba niños". La Iglesia es la monja en la que se apoya el anciano, es la que acoge al repudiado, la que da cariño al rechazado, el hombro del desconsolado, la mano de la caricia reparadora. Pura Caridad. 

"Da tu pan al hambriento y tus vestiduras al desnudo." Tob, 4, 16.

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